La actriz bilbaína Terele Pávez ha conseguido esta noche, a los 74 años, su primer Goya como Mejor Actriz Femenina de Reparto por su aterradora mesonera Maritxu, una de las "Brujas de Zugarramurdi" de Álex de la Iglesia.
Una emocionadísima Terele Pávez recogió el Goya de manos de Javier Bardem y todo los asistentes se pusieron en pie y le dieron una amplia ovación cuando subió al escenario.
"Gracias", dijo con voz entrecortada y entre lágrimas la actriz. "Ay Álex, sé que estás en Argentina, pero es la tercera vez que vengo aquí por ti, así que por favor Carolina (Bang, la pareja del director) dile en qué estado estoy".
"Estoy tan agradecida, tan llena de cariño, os quiero tanto, tengo 74 años y llevo en esto 60 y son 60 años queriéndoos, admirando y agradecida a ser de esto".
La actriz aseguró que nunca ha tenido metas, que su solo objetivo era ser "de esto", no conseguir premios. "Siempre he trabajado, de vez en cuando, pero he trabajado", recordó entre las risas de los asistentes, mientras la cámara enfocaba a una también emocionada Pilar Bardem.
Y dedicó el premio a su hijo. "Todo esto por una sonrisita tuya nada más", dijo, sin dejar de llorar.
Nacida Teresa Marta Ruiz Penella en una saga de actores que se remonta a su abuela materna, Emma Silva Pávez, de quien Terele tomó el nombre para distinguirse de sus hermanas, Emma Penella (ya fallecida) y Elisa Montés, es una de las más grandes actrices "secundarias" españolas.
Tras cuatro intentos anteriores, Pávez ha conseguido esta vez convencer a los académicos, que han reconocido así más sesenta años de carrera que la actriz inició solo con doce, de la mano de Luis García Berlanga en "Novio a la vista" (1951).
La vasca, que ya se llevó el Premio Feroz por este papel, ha dedicado el galardón a De la Iglesia, que la rescató para su debut "El día de la bestia" tras años alejada del cine.
Pavéz recuperó el favor del público, que nunca olvidó sus tremendas mujeres, como Pilar Prados, la última mujer ajusticiada por "garrote vil" en 1959, en el capítulo "Las envenenadoras de Valencia" (1984) de la serie de Pedro Olea para TVE "La huella del crimen".
Su imponente físico y su fuerte voz le han dado siempre a Terele Pávez mujeres temperamentales, de las que esta Maritxu es buena muestra, aunque el personaje que le supuso el reconocimiento del mundo del cine fue Régula, en la adaptación de "Los santos inocentes" que llevó a cabo Mario Camus en 1984.
Para el director vasco trabajó también en "800 balas" y en la serie de televisión "Plutón B.R.B. Nero", y optó a Goya por "La Comunidad" (2000), y "Balada triste de trompeta" (2010), intentos a los que hay que sumar sus candidaturas por "Días de invierno" (1988) y "Laura, del cielo llega la noche" (1987), en todos los casos como mejor secundaria.
