La alfombra roja es ese camino que todo actor o actriz sueña con recorrer en algún momento de su vida como reconocimiento a su trabajo. Toda entrega de premios que se precie tiene como punto de comienzo dicha moqueta. Sinónimo de Glamour, los Premios Goya también se hicieron con ese trozo de tela rojo cuando comenzaron a repartirse allá por 1987. Sin embargo, no siempre tuvo el uso actual.
Una de las primeras referencias literarias a la alfombra roja proviene de la obra teatral Agamenon, escrita por Esquilo en la antigua Grecia en el 458 a.C. La historia narra el regreso de Agamenón desde Troya y el recibimiento que su mujer, Clitemnestra, le realiza ofreciéndole un sendero rojo para que lo recorriera. En la época renacentista, se popularizó frente a tronos, estrados o representaciones sagradas simbolizando grandeza. Siglos más tarde, durante el XIX, se utilizó para recibir a figuras políticas.
El significado que a día de hoy posee la alfombra roja lo adquiere a comienzos del siglo XX. En 1902, la compañía ferroviaria 20th Century Limited comienza a recibir a sus pasajeros en la Estación Central de Nueva York con una deslumbrante alfombra roja por la cual los viajeros accedían al tren, dotando a la estación de un toque de sofisticación. En cuanto al mundo del espectáculo, se utilizó por primera vez en la inauguración del Teatro Egipcio de Los Ángeles en 1922, pero no fue hasta 1961 cuando tomó verdadera relevancia con la primera entrega de los Oscar. Con el paso del tiempo se comenzó a usar en otros premios como los Globos de Oro o los Bafta y se instauró como uno de los símbolos de las galas.
La alfombra española
En España la alfombra roja ha ido evolucionando de la mano de los Premios Goya. A medida que los Premios de la Academia iban ganando relevancia, todo lo que lo rodeaba también lo hacía. Por ello, no es de extrañar las diferentes posturas de los nominados e invitados hace 20 años respecto a la actualidad. Antes, las estrellas no posaban como lo hacen ahora, no existía ese protocolo previo. Simplemente acudían a los Premios y esperaban a conocer la decisión del jurado. Lo mismo ocurrió durante la década de los noventa y comienzos de los 2000.
Sin embargo, varios factores alteraron todo este proceso. Uno de ellos fue la repercusión de otros eventos. Todo se importa. En los Oscar, los premios de cine con mayor cobertura de todo el mundo, las estrellas se tomaban su tiempo posando para mostrar sus mejores galas. Toda aquella parafernalia se instauró en nuestros Goya y hoy los posados sobre la alfombra roja son un escaparate perfecto para las firmas de moda. Todo comenzó con Penélope Cruz. La actriz madrileña recogió su primer Goya en 1999 con un espectacular Dior. Y es que la relación entre las grandes marcas y los actores, especialmente en el ámbito femenino, revolucionó por completo el protocolo inicial.
La cobertura también jugó un papel fundamental en los Goyas. Un dato, en 1993 la gala tuvo 1.356.000 espectadores. En la actualidad, ronda los 4 millones y en 2016 logró el 25,9 % del share. A todo ello hay que sumarle todo el contenido que la gala genera en las redes sociales, siendo el recorrido de las estrellas sobre la alfombra roja uno de los momentos más comentados. y
Y es que las redes sociales son una herramienta muy poderosa. Ejercen una fuerte influencia en las estrellas debido a las críticas que pueden recibir directamente por parte de sus fans o por las posibles inspiraciones que les pueden llegar a través de ciertas cuentas. Además, el seguimiento al minuto de estos eventos en redes como Twitter, ha logrado que las estrellas hayan dado mayor relevancia a su imagen y, por ende, mayor vida a la alfombra roja.
