Enrique Urbizu ha conseguido esta noche su primer Goya como mejor director por "No habrá paz para los malvados", tras imponerse a sus competidores Mateo Gil, por "Blackthorn. Sin destino"; Pedro Almodóvar, por "La piel que habito", y Benito Zambrano, por "La voz dormida".
Ganador de la Biznaga de Oro por "La vida mancha" (2003), también premiada con dos Goya, y de un Ondas y un San Jordi por "La caja 507" (2002), el realizador bilbaíno que volvía al largometraje tras ocho años de silencio, ha conseguido 14 candidaturas para este thriller oscuro y violento, inspirado en los atentados del 11-M.
Este es el sexto premio que recae en este filme en la XXVI edición de los Goya, entre ellos, el de mejor actor protagonista para José Coronado, por el corrupto y acabado policía Santos Trinidad que Urbizu creó específicamente para él.
El realizador, que ha recogido su premio de manos de Álex de la Iglesia e Isabel Coixet, ha dedicado sus primeras palabras a los otros directores candidatos al premio, y ha querido compartirlo el con todo el reparto del filme, haciendo mención a José Coronado y muy especialmente a Elena Mikel.
Nacido en Bilbao en 1962, el cineasta, también licenciado en Ciencias de la Información, debutó a los 25 años con una comedia, "Tu novia está loca", con Antonio Resines y María Barranco, quienes le acompañarían en sus siguientes largometrajes: "Todo por la pasta" (1991), "Cómo ser infeliz y disfrutarlo" (1994) y "Cuernos de mujer" (1995) sobre la obra de Carmen Rico-Godoy.
Tras realizar la serie televisiva de Pepe Carvalho, en 1996 cambió de registro y se apuntó al drama: "Cachito", protagonizado por Jorge Perugorría y Sancho Gracia, basado en la novela "Un asunto de honor" de Arturo Pérez-Reverte.
Después dedicó un tiempo a desarrollar su faceta de guionista y entre 2006 y 2009 fue vicepresidente de la Academia Española de Cine, siendo presidenta de la entidad la ex ministra de Cultura Ángeles González-Sinde. Actualmente preside la entidad de gestión Derechos de Autor de Medios Audiovisuales.